La carta que no envié

Creí en cada palabra cuando me decías que me querías, cuando prometías convertir en realidad el más grande de mis sueños, cuando frente a mi familia hablabas de ti, de tu vida que no siempre compartías conmigo.

Creí en el roce de tu mano con la mía, en cada vez que besabas mi mano y me mirabas a los ojos, en cada momento en que tu piel tocó la mía y me hiciste creer que disfrutabas como yo de quedarnos sin aliento al mismo tiempo mientras tu cuerpo y el mío se hacían uno.

Creí en tu mirada cuando en complicidad volteabas buscando la mía para responderle a mi familia alguna pregunta incomoda, cuando me mirabas a los ojos y me decías “te quiero”, cuando despertabas y buscabas mi mirada para decirme “vamos a dormir 5 minutos más”

Creí en tus abrazos cuando íbamos a dormir y me “arrunchabas”, cuando nos vimos después de unos meses, cuando me viste llorar por mi madre y solo podía sentirte rodeando mi cuerpo, cuando calmaste mi ansiedad una noche y me hiciste sentir que estaba en un lugar seguro.

Confíe con mis huesos en ti, en tu andar, en tu mirada, en tu sonrisa, en todos los momentos que vivimos juntos incluso en ese momento donde sentía morir, siempre confié en ti.

De pronto un día tuve que despertar de ese sueño en donde yo era feliz de la manera que fuera, de pronto me desperté con la realidad en mi cara sin poderme hacer a un lado queriendo enloquecer de la tristeza.

No creía que esa persona que me hizo muchas veces muy feliz podía ser el monstruo del que me hablaban.

El día que descubrí que yo era una más de una lista interminable de victimas a las que habías utilizado para tu maldita conveniencia, realmente descubrí que, así como ellas yo también guardé silencios, yo también dentro de mi sabía que las cosas no estaban bien entre nosotros por tus ausencias inexplicables, tus viajes falsos, tus victimas disfrazadas de amigas, yo nunca estuve loca, siempre tuve la razón desde la primera vez que pregunté por ellas.

Todo el mundo que en mi cabeza había construido en base de tus mentiras y manipulaciones se fue cayendo cada día que pasaba y esas víctimas me decían las atrocidades que también habías hecho con ellas y no quería creerles, quería que alguien me dijera que era un sueño, que la persona que había entrado a mis entrañas no era ese demonio del que me hablaban, tenía un poco de fe pero todo era verdad, mis pesadillas se estaban convirtiendo en realidad conforme pasaban los días y tú no podías ni responder un mensaje diciendo “estoy bien”.

Manipulaste mis carencias para poder apoderarte de mi cabeza, de mis días, de mi atención, de mi amor.

Jugaste con lo más sagrado de mi vida y no solo una vez, lo hiciste dos veces.

Me mentiste a la cara tantas veces sabiendo que siempre tuve razón, que nunca era solo yo en tu vida, que nunca fui especial para ti como muchas veces lo dijiste.

Seré sincera y no para levantar tu ego, si no para honrar a las personas que hoy protejo, sentí tanta tristeza cuando te veía sufrir por ella y me dolía el corazón porque yo sufrí por ti así como tu seguramente hoy lo haces, pero para darle crédito a quien se lo merece diré que eso se lo pedí a Dios, le pedí llorando en mi altar que me quitara la angustia de no saber de ti y que si no eras la persona correcta para mí, te hiciera a un lado y me permitiera abrir los ojos para poderlo entender con claridad, le pedí que todo lo que yo estaba sintiendo lo sintieras tú porque yo no me lo merecía y como siempre mi Dios no me falló.

Hoy tienes que saber que me dejaste llena de miedos, miedo de salir de mi casa con riesgo a que me hagas algo, aunque no estés aquí, miedo de un día volver a encontrarte en las calles del único lugar que era seguro para mí, me dejaste llena de inseguridades porque hoy no puedo confiar en mi como antes, ahora tengo que estudiar cada conducta de quien me rodea para poder identificar si todas las personas que se acercan son narcisistas y peligrosos como tú.

¿Como es posible que una persona pueda hacer tanto daño sin poder aceptarlo? ¿Acaso no sabes que, si causas daño con tus actos, con tus palabras, con tus miradas? ¿Sabes el miedo que sentí cuando te vi a solas? ¿Sabes cuantas personas estaban alertadas porque no sabía que me iba a pasar ese día? ¿Sabes que desde entonces yo soy mas insegura y tengo miedo hasta de dormir en mi casa? ¿Sabes el dolor que me causa saber que puedes regresar y seguir haciendo daño a más mujeres cuando yo pude evitarlo?

De esta vida nadie se va sin pagar lo que aquí se hace, porque he visto agonizar con mis propios ojos a personas que amé y no, no es amenaza, ni te lo deseo, solo es un recordatorio.

Ojalá que un día te arrepientas de corazón por ser el hijo que tu madre no educó.